Ultramarinos especializado en productos de Cádiz

El Chicuco cuenta con una tienda de productos de ultramarinos y bar anexo con terraza donde disfrutar de variedad de tapas y vinos.

DESCUBRE LA HISTORIA DE EL CHICUCO

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NUESTRA HISTORIA

El Chicuco

El ultramarinos es un comercio típicamente gaditano. Un lugar donde los hombres y mujeres de Cádiz adquirían, y todavía adquieren, toda clase de artículos de alimentación y productos para el hogar. Garbanzos, habichuelas, aceite, chorizos, manteca… No existían las grandes superficies comerciales y todo había que adquirirlo en esos pequeños negocios.

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El Chicuco es una versión de ultramarinos del siglo XXI de los ultramarinos finos, como se llamaban a los almacenes donde se podía encontrar productos de calidad en Cádiz.

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Al frente de estos singulares establecimientos se encontraba habitualmente un ‘montañés’, un natural de la provincia de Santander que a base de trabajo y esfuerzo había logrado ser propietario del comercio. Estos montañeses, además, no se limitaban a despachar productos de alimentación, sino que destinaban un pequeño mostrador para que los clientes, parroquianos y vecinos tomaran una copa de vino de Chiclana, Jerez o Sanlúcar acompañada de una tapa de chacina o queso.

Durante más de cien años, niños de doce y trece años dejaban sus modestísimos hogares del Valle del Pas, del Valle de Carriedo, o del Valle de Cabuérniga, en la provincia de Santander, para trabajar en Cádiz. Eran conocidos como ‘los chicucos’, unos muchachos que llegaban a nuestra ciudad con una simple maleta de cartón por todo equipaje para trabajar como mandaderos y hacer las labores de la limpieza en los ultramarinos.

Poco a poco, los ‘chicucos’ iban progresando en la cerrada escala social de un ultramarinos. Con el paso de los años pasaban a ser dependientes, encargados y, finalmente, montaban sus propios negocios.

Muchos de esos modestos ‘chicucos’ llegaron a ser importantes industriales. Desde el primer momento se integraron en Cádiz y muchos gaditanos de hoy se enorgullecen legítimamente de ser hijos, nietos y bisnientos de esos admirables trabajadores que un día llegaron a Cádiz como simples ‘chicucos de almacén.